Tras seis años viviendo en este país todavía se me hace extraño ver a tanta gente llevando mascarillas quirúrgicas por la calle. En occidente, su uso es casi exclusivamente profesional, o limitado a situaciones muy concretas. Desde siempre se ha dicho que los japoneses las llevan para no contagiar a los demás cuando están resfriados pero lo cierto es que la verdad sobre las mascarillas en Japón es mucho más compleja.
Las principales razones
Tras observar el comportamiento de la gente y hablar con mi mujer, compañeros de trabajo y amigos, he llegado a la conclusión de que estas son los seis motivos más recurrentes para utilizarlas.
1. Salud y prevención
Desde los tiempos de posguerra los japoneses generaciones de japoneses han sido educados para priorizar la higiene personal con tal de propagar epidemias. El uso de la mascarilla se comenzó a popularizar años antes, concretamente en 1918 con una letal pandemia de gripe que mató entre 250.000 y 480.000 personas. En 2009 hubo otra epidemia a nivel global que también afectó a Japón y popularizó todavía más su uso. Hay que tener en cuenta que, a día de hoy, en la isla principal de Japón se concentran grandes densidades de población y espacios como el tren o el metro son focos críticos para contagiar (o contagiarse) de enfermedades.
La mascarilla es un elemento útil y pragmático, que si bien no es eficaz al 100%, ayuda a que el riesgo de contagio sea menor. Sí, es cierto que muchos nipones utilizan mascarillas en Japón para evitar contagiar al prójimo, pero también lo hacen para evitar contagiarse, especialmente en momentos críticos del año donde una baja laboral sería muy inconveniente. Además, durante los meses primaverales las alergias al polen se disparan, y la mascarilla es fundamental para suavizar ese mal trago. Tampoco hay que olvidar el tema de la polución y el polvo en el aire tan perjudicial para los pulmones. Cada dos por tres, los informativos avisan de grandes nubes de polvo que vienen desde China y durante esos días las mascarillas en Japón se multiplican.
2. Esconder las imperfecciones
Las mascarillas abarcan alrededor de un 60% de la cara, dejando únicamente a la vista los ojos y las orejas. Muchas mujeres las utilizan cuando no han tenido tiempo de maquillarse y no quieren mostrar al mundo su verdadero rostro. Mi mujer por ejemplo. Si tiene que ir al supermercado o la konbini y va a quedarse en casa todo el día, prefiere ponerse una mascarilla antes que invertir un tiempo en maquillarse. Es muy útil también para adolescentes con problemas de acné que encuentran en este aliado una forma, socialmente aceptada, de ocultar el rostro.
3. Moda y estética
Si entras en una farmacia nipona o tienda de souvenirs te sorprenderás con la cantidad de opciones disponibles. Encontrarás todo tipo de colores, desde el blanco al negro pasando por un montón de estampados, alguno de ellos bastante divertidos. Estos, emulan las bocas de conocidos personajes de anime o muestran graciosas muecas que seguro sacarán una sonrisa a la persona que tengas en frente. Muchos japoneses, especialmente las japonesas tienen complejo de cabeza grande.
Socialmente, las caras pequeñas son más atractivas y por ello algunos fabricantes de mascarillas en Japón sacan partido de esto. Jugando con a forma de la máscara, recortando la parte inferior en forma triangular crea el efecto buscado. En un principio, el uso de las mascarillas era algo fugaz, necesario pero que no necesariamente gustaba. Desde 2003 con la venta de productos como la rittai masuku (立体マスク), mascarilla mucho más atractiva y cómoda (especialmente para la nariz), se aumentó la duración diaria de éstas. De hecho, se acuñó una palabra para denominar a las máscaras que se utilizan por gusto o estética y no por necesidad, las date masuku.
4. Por convención social
Los japoneses son educados desde muy pequeños a formar parte de un grupo. Uno de los motivos por los que el país funciona tan bien, a menos en el plano económico, es que casi todos reman en la misma dirección. En muchas ocasiones se utilizan las mascarillas simplemente porque todos a tu alrededor lo hacen. Y no vas a ser tú el único que es irrespetuoso no llevándolas. Esta situación es especialmente común dentro del terreno laboral y, aunque está estrechamente relacionado con otros puntos, consideré oportuno incluirlo.
5. Pasar desapercibidos
Como decía antes, las mascarillas ocultan el rostro y esto le viene de perlas a los famosos que junto a unas gafas de sol (o un sombrero) les ayudan a pasar lo más desapercibidos posible. De hecho, mientras que el uniforme oficial en occidente para los atracadores incluye un pasamontañas (o braga) y unas gafas de sol, en Japón las mascarillas y las gafas de sol oscuras están estrechamente relacionadas con ellos. Algunos establecimientos, como konbinis prohiben la entrada a clientes que lleven ambos complementos para evitar sorpresas desagradables. No todos los motivos tienen que ver con la fama o el crimen. Muchas gente las utiliza para ganar algo de intimidad, meterse en una pequeña burbuja y aislarse todavía más de lo que les rodea. Si hay menos donde mirar, menos te van a mirar.
6. Un puntito de calor
Esto es algo personal. Desconozco si hay mucha más gente que utiliza las mascarillas en Japón con este propósito. El invierno nipón puede ser bastante duro, especialmente en algunas prefecturas. Además, la tendencia actual de otoños cortos hace que el paso del infierno veraniego al invierno sea mucho más brusco que años atrás. Puede parecer una tontería, pero llevar mascarilla te calienta la cara. Te protege algo del frío, sin necesidad de cubrirte con complementos mucho más aparatosos y te da ese puntito reconfortante que tu cuerpo necesita.
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